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El pasado 24 de agosto, la emblemática panadería lujanense Lucca celebró sus 150 años, y junto al Intendente Municipal, la Marca Luján los reconoció como Empresa Embajadora.

En el marco del Programa Embajadores, el Municipio de Luján tiene el honor de designar a Panadería Lucca como Empresa Embajadora de Luján, reconociendo su extraordinaria trayectoria de 150 años al servicio de la comunidad y su rol destacado como referente de la identidad y los valores del Partido de Luján.

El Programa Embajadores busca distinguir a personas e instituciones que, a través de su labor y compromiso, proyectan la esencia de Luján a nivel local, nacional e internacional. Son artistas, científicos, académicos, deportistas y empresas que representan con orgullo los atributos de nuestra ciudad y sirven de inspiración para las nuevas generaciones.

Fundada el 24 de agosto de 1875 por el inmigrante italiano Ángel Lucca, Panadería Lucca es uno de los comercios más antiguos de la región. En sus comienzos, la producción incluía pan, tallarines y bizcochos elaborados con maquinaria a tracción animal. Don Ángel no solo fue un pionero en la panificación, sino también un activo impulsor del desarrollo local, como cofundador de la Sociedad Anónima Eléctrica y la Sociedad Italiana de Luján.

A lo largo de cinco generaciones, la panadería se mantuvo como un negocio familiar que supo adaptarse e innovar sin perder sus raíces. En 1915, sus hijos Luis y Pablo incorporaron las primeras facturas. Luego, en los años 50, los nietos de Don Ángel continuaron la tradición con dedicación y esmero durante más de medio siglo. En la década del 80, la cuarta y quinta generación introdujeron los emblemáticos sándwiches de miga, hoy reconocidos en todo el país.

Actualmente, Panadería Lucca mantiene un volumen de ventas mensual que refleja su vigencia y preferencia entre los vecinos y visitantes: 60.000 sándwiches de miga y 60.000 facturas.

Con esta distinción, la marca Luján celebra la historia, el trabajo y la pasión de una empresa que ha sabido ganarse un lugar en la memoria colectiva de la ciudad y que, con cada producto, sigue construyendo identidad.